La elefanta hoy tiene 4 años, fue criada en cautiverio junto a otros elefantes huérfanos y pronto será liberada en la selva de Kenia.
Era septiembre del 2013 y en Kenia se podía ver a un elefante madre tambaleando por los arbustos, acompañada de su pequeña hija apodada Zongoloni, de apenas 18 meses de edad, mientras sollozaba tratando de seguirle el paso. La gente no perdió tiempo y llamó a David Sheldrick Wildlife (DSWT) y al Servicio de Vida Silvestre de Kenia para que rápidamente acudieran al lugar a salvarlos.
Cuando los encontraron, notaron que la madre tenía una herida de bala en la pierna, efectuada por algún cazador furtivo. Tuvieron que anestesiarlos para así poder tratarla. El equipo veterinario le limpió la grave herida –la bala había destruido el hueso de su pierna derecha– le dieron analgésicos, antibióticos y antiinflamatorios.
“La sedamos para mantenerla tranquila y la trasladamos a la guardería de Nairobi de DSWT, ahí cuidamos a los elefantes huérfanos y a otros animales que han perdido a sus familias por culpa de la caza furtiva”, explicó Robert Brandford, director ejecutivo de DSWT Reino Unido.
Al principio, Zongoloni era muy agresiva con los guardianes y se negaba rotundamente a tomar leche o agua de una de las botellas que le ofrecían. Pero, cuando se encontró con algunos de los otros elefantes huérfanos, se tranquilizó.
Durante meses la cuidaron con especial cariño, ya que ella aún tenía recuerdos muy claros de su crianza en la selva, junto a su madre. Pero, cuatro años más tarde, la pequeña Zongoloni está mejor que nunca.
“Zongoloni disfruta en el baño de barro después de su alimentación de leche por la mañana. Ella también está sintiendo la llamada de la naturaleza y ha pasado más tiempo con manadas de elefantes salvajes”, sostuvo Brandford.
Al parecer, Zongoloni pronto podrá iniciar una vida salvaje y ahora formar su propia familia.