En un momento conmovedor capturado en cámara, un elefante salvaje identificó al veterinario que lo trató hace 12 años. Durante un reencuentro inesperado este mes, el toro de 31 años llamado Plai Thang extendió su trompa para tocar la mano del Dr. Pattarapol Maneeon.
En 2009, el elefante fue descubierto luchando en los bosques de Rayong, al este de Tailandia, afectado por la tripanosomiasis, una afección parasitaria comúnmente conocida como enfermedad del sueño.
El Dr. Pattarapol Maneeon llegó para tratar al elefante enfermo, que estaba “al borde de la muerte”, enfrentando desafíos como fiebre, pérdida de apetito y hinchazón en la cara, el cuello y el estómago. Plai Thang también sufría de ojos inflamados, piernas y espalda rígidas y anemia.
Transportado al territorio de la Organización de la Industria Forestal en la provincia de Lampang, el frágil animal recibió tratamiento del personal del Departamento de Parques Nacionales, Vida Silvestre y Conservación de Plantas. Después de varios meses de recuperación, Plai Thang fue liberado.
A principios de este mes, mientras patrullaba el área, el Dr. Pattarapol reconoció el sonido distintivo del elefante al que trató hace 12 años. Señaló a Plai Thang, quien extendió su trompa en saludo, estableciendo contacto con un humano por primera vez en más de una década. El veterinario está seguro de que Plai Thang lo reconoció.
“Recuerdo el sonido muy claramente”, dijo el Dr. Pattarapol. “El ruido de Plai Thang es muy único”.
“Plai Thang era muy agresivo cuando nos conocimos por primera vez. Su cuerpo estaba débil y no podía luchar con otros elefantes. Tomó mucho tiempo para que se curara, pero aprendimos que era muy inteligente y se cuidaba a sí mismo.
“Recientemente, nos encontramos de nuevo. Pudimos recordarnos mutuamente y nos saludamos. Fue un momento muy especial.
“Espero que anime a todos a apreciar el trabajo que la gente hace con los elefantes”, dijo el Dr. Pattarapol.
Los elefantes son el animal oficial de Tailandia, y se estima que hay entre 3,000 y 4,000 de estos animales viviendo en el país. Al menos la mitad de esta cifra está domesticada, mientras que el resto reside en reservas naturales.