El comportamiento de los animales muchas veces nos hace reflexionar. Es lo que ocurre con la asombrosa historia de este pingüino y su relación con el hombre que le salvó la vida en Brasil en el año 2011.
El apego entre humanos y mascotas (perros, gatos, conejos, etc.) es algo que sucede con frecuencia. Sin embargo, los animales salvajes también son capaces de apegarse a sus rescatistas y cuidadores. Este ha sido el caso de un pingüino de Magallanes.
Las expresiones del apego pueden variar según la especie, pero indudablemente, todas resultan enternecedoras y dignas de reflexión. Por ello, a continuación te comentaremos la bonita historia que surgió entre un señor de Brasil y un pingüino.
En el año 2011, un hombre jubilado encontró a un pingüino herido y en apuros. Sin dudarlo, decidió ayudarlo y, a partir de entonces, creó un vínculo que ha dejado impresionado a más de uno.
Su relación se dio a conocer a través de redes sociales y diversos medios internacionales que destacan principalmente el sentimiento de agradecimiento que muestra el animal hacia este hombre.
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El comienzo de la historia entre el pingüino y su salvador
Todo comenzó en las playas de Río de Janeiro, en Brasil. Un hombre ya jubilado, llamado Joao Pereira de Souza, que solía trabajar como albañil y pescador, se animó a dar un paseo.
El hombre se inquietó cuando notó algo extraño entre las rocas, por lo que se acercó. Para su sorpresa, se encontró con este animal cubierto de petróleo e indefenso. Era un pingüino de Magallanes.
Al verlo, no dudó en rescatarlo. Lo tomó con cuidado y se lo llevó a casa para limpiarlo, cuidarlo e iniciar su proceso de recuperación. Con el tiempo, tanto fue el cariño que le tomó al animal, que lo bautizó como Dindim y, cuando consiguió que recobrase la salud, lo llevó al mar y lo dejó en libertad.
La despedida y el reencuentro de dos amigos
El día que Joao Pereira decidió dejar en libertad a su amigo, pensó que quizás no volvería a verlo. Sin embargo, esto no le causó demasiado pesar, pues sabía que había hecho lo correcto y que lo más importante era, por encima de todo, ver a su amigo vivo y sano.
Para su gran sorpresa, pocos meses después, Dindim regresó a la playa que los unió y reconoció de inmediato a su salvador. Desde entonces, el animal pasa cerca de ocho meses con Pereira y luego parte hacia las costas de Argentina y Chile para hacer su vida.
Según destaca el Daily Mail, cada año Dindim nada unos 8000 kilómetros para regresar junto a su amigo humano, quien diseñó una dieta especial para mejorar su resistencia y fortaleza.
En una entrevista, el hombre de 71 años de edad destacó que el pingüino no se deja tocar por nadie más y que recibe bien el alimento que le proporciona. Asimismo, destacó que se sentía contento de contar con su amigo al menos unos meses al año.
Joao cuenta que, a menudo, muchos le han dicho que su amigo no regresará después de volver al mar. Sin embargo, él confía en que sí lo hará. De hecho, en los últimos cuatro años ha llegado en el mes de junio y no se marcha hasta el mes de febrero.
Expertos en este tipo de animales entrevistaron a Joao Pereira de Souza y expresaron su asombro por esta bonita historia. Destacaron que el comportamiento del pingüino indica que reconoce a Pereira como a otro pingüino, y actúa en consecuencia.
Joao se despide de su amigo en el mar confiado en que pronto regresará, como lo ha hecho estos años. Sin lugar a dudas, es otra muestra de que los animales son excelentes amigos y muy agradecidos.